sábado, 15 de agosto de 2009

“Los campos de concentración no estaban más cerca que los Centros de Internamiento de Madrid o Málaga”, advierte el filósofo Fernández Liria

“Nuestras leyes de extranjería han convertido Europa en un Auschwitz invertido

“Nuestras leyes de extranjería han convertido Europa en un Auschwitz invertido en el que los verdugos nos rodeamos de alambradas”. Es lo que opina el filósofo Carlos Fernández Liria, profesor de la Universidad Complutense de Madrid, quien pone de relieve que España está más cerca de Italia de lo que parece. “La decisión de Berlusconi de criminalizar la existencia de los pobres es, sin duda, fascista. Pero la situación en España no es tan distinta: aquí el inmigrante ilegal tiene derecho a existir, pero no a buscarse la vida. Y el artículo 318 bis de nuestro Código Penal también castiga con prisión cualquier género de colaboración con la inmigración ilegal”, apunta. No es la única traba: la Ley Orgánica de Derechos y Libertades de los Extranjeros en España hace a este colectivo culpable de una infracción administrativa que conlleva la expulsión.

“Algunos signos de rapiña y terrorismo colonial han desembocado en un mundo en el que la mitad de la población mundial sobrevive con menos de dos dólares diarios, al tiempo que las 84 mayores fortunas personales superan el Producto Interior Bruto de China y sus 1.200 millones de habitantes”, recapitula Fernández Liria en un artículo titulado “Vacaciones en internamiento” escrito para el diario Público.

Polaridades surrealistas
Esta no es sino la primera entrada de una larga lista de contradicciones. “El presidente del BBVA cobra 4,37 millones de euros y tiene una indemnización por despido de 93,7 millones de euros; mientras tanto, la patronal ha exigido a Zapatero el despido gratis (el libre ya existe) y el PP se ha rasgado las vestiduras ante la intransigente negativa del Ejecutivo”, continúa. Pero la “polaridad surrealista” que más asombra al autor es la de la inmigración. “Este verano, los turistas han viajado a los hoteles de Senegal o el Caribe; mientras tanto, los senegaleses o caribeños que visitan España pueden pasar el verano en un Centro de Internamiento de Extranjeros (CIE)”, lamenta.

Campo de refugiados planetario
“Sea como sea que hayamos desembocado en estas polaridades surrealistas, el hecho es que este planeta se ha convertido, para la mayor parte de su población, en una trampa mortal. Centenares de millones de refugiados y desplazados viven en campos de concentración. Y la crisis está convirtiendo el sistema económico internacional en una nueva solución final para gran parte de la población mundial. Ahora que ese concepto ya queda lejos, no se entiende cómo la población alemana pudo durante tanto tiempo mirar hacia otra parte teniendo Auschwitz delante de sus narices. Pero Auschwitz no estaba más cerca que los CIE de Aluche, en Madrid, o de Málaga. Por supuesto, es verdad que los CIE no son campos de exterminio, pero son los síntomas terribles de un mundo que para millones de personas se ha convertido en un campo de exterminio”, continúa.

Los CIE
Enseguida, Fernández Liria define las situaciones en estos lugares. “Los inmigrantes internados en los CIE aseguran no haber recibido la asistencia de abogados de oficios”, son “detenidos sin intérprete”, “muchos han sido apaleados e insultados” e incluso “hay historias terribles en las que a veces se ha detenido y repatriado a inmigrantes separándoles de su familia” u obligando a las mujeres a dejar a sus hijos en una guardería. “En estos centros, los inmigrantes aguardan como los turistas de un vuelo chárter a ser suficiente número para llenar un avión que les repatríe. Y en no pocos casos se les repatría a un país que no es el suyo, en el que aterrizan sin dinero ni recurso vital alguno. Es como si queriendo viajar a Londres uno se encontrara que le han dejado en Kabul, desnudo y sin ninguna posibilidad de demostrar su identidad”, explica.

Crisis y capitalismo
Tras abordar las “situación higiénica” paupérrima –“peor que las de las cárceles”-, el filósofo apunta que ni las ONG tienen acceso a estos centros –“incluso a Cruz Rojo, que hasta ahora había entrado hasta en los campos nazis”-. Tampoco pueden actuar las organizaciones para refugiados: los detenidos no tienen tal categoría, vagan en un limbo jurídico. “Aunque la verdad salta a la vista: esa gente no hace otra cosa que huir de un campo de concentración. Esto es lo que el capitalismo y el neoliberalismo han hecho de sus países. Cuando un campo de concentración es tan grande como un país, como un continente, incluso como un hemisferio, es fácil sucumbir a ciertos espejismos”, insiste.

Europa y Auschwitz

“Nuestras leyes de extranjería han convertido Europa en un Auschwitz invertido en el que los verdugos nos rodeamos de alambradas para protegernos del exterminio generalizado. Es chocante que haya filósofos que llamen a esta realidad nada menos que “patria constitucional”. Los nazis celebraron los privilegios genéticos de su raza aria. Nosotros celebramos nuestros privilegios históricos genocidas y los confundimos con obras del Derecho Constitucional. Así acabamos creyendo que tenemos derecho a ellos. El resultado, por ahora, no está siendo muy distinto. Pero puede empeorar”, advierte.

Filósofo polémico

Carlos Fernández Liria es un filósofo acostumbrado a la polémica. Defensor del presidente venezolano, Hugo Chávez, es recordado por una polémica discusión en la Ser en la que acabó siendo expulsado por la presentadora Ana Guantes –quien sustituía a Gemma Nierga en La Ventana- tras culpar al grupo Prisa del Golpe de Estado de 2002 en Venezuela. Polémicas aparte, Fernández Liria fue guionista del programa La Bola de Cristal, y candidato de Izquierda Anticapitalista a las elecciones europeas de 2009.

No hay comentarios: